LA GRAN TRANSFORMACION:EN EL TRABAJO
LA REVOLUCION TECNOLOGICA Y LA NUEVA ECONOMIA.
Ramón Jauregui, Francisco Egea y Javier de la Puerta,
El tiempo en que vivimos y el reparto del trabajo.
EL NUEVO PARADIGMA TECNOLOGICO.
UNA MUTACION HISTORICA, ENTRE LA ECONOMIA Y LA SOCIEDAD.
¿No se cae en la cuenta de lo sorprendente que es que el hombre se esfuerce precisamente en ahorrarse esfuerzo? ¿Adónde va a parar ese esfuerzo ahorrado y que queda vacante? ( ..) Si con el hacer técnico el hombre queda exento de los quehaceres impuestos por la naturaleza, ¿qué es lo que va a hacer, qué quehaceres van a ocupar su vida?
ORTEGA Y GASSET
Meditación sobre la técnica, 1939:
La humanidad ha mantenido una larga relación de amor-odio con la tecnología, Mejora y alarga nuestras vidas, pero al mismo tiempo se las arregla para desbaratar e incluso amenazar nuestra existencia. Parte de nuestra incomodidad con la tecnología proviene de que nunca ha estado del todo claro quién conduce, sí la gente o las máquinas (---)Si la historia sirve de indicación, sin embargo, no es previsible que experimentemos más perturbaciones de las que podemos aguantar. Parece haber una variedad de fuerzas que contrapesan las posibilidades de un cambio tecnológico descontrolado.
DEPARTAMENTO DE TRABAJO DE EE.UU., La nueva economía, 1991
I.- TECNOLOGIA DEL FIN DEL MUNDO. EL CAMBIO MÁS FUNDAMENTAL DE NUESTRO TIEMPO
Las tecnologías de la información y la comunicación (a partir de ahora- TIC) -los ordenadores, representarán en el siglo XXI lo que la electricidad y el motor de combustión -la luz. y el coche- han sido para el siglo XX y lo que la máquina de vapor y el tren fueron, para el XIX. Algunos visionarios se remontan a la invención del fuego y la agricultura para colocar la nueva fuerza de cambio en una categoría del mismo rango que, la transformación industrial de los últimos doscientos años. Más que «la tercera, revolución industrial, ésta sería la «tercera ola»... ¡desde el principio de los tiempos! Las analogías históricas, sin embargo, evocan la magnitud del cambio pero no nos dicen nada sobre,su contenido novedoso.
El Departamento de Trabajo de EE.UU., en un completo informe sobre la «nueva economía», avanzaba en 1991 que «las capacidades de la nueva tecnología de la información nos llevan donde nunca habíamos estado».(1) Por su parte, la Comisión Europea, en su Libro Verde sobre la sociedad de la información situaba a ésta como «el cambio más fundamental de nuestro tiempo» porque las TIC se están convirtiendo en las principales arterias de creación de riqueza». Para los expertos europeos, «en los últimos veinte años venimos presenciando una revolución en las tecnologías de la comunicación y la información (TIC) cuyo alcance es mucho mayor de lo que la mayoria de nosotros pudimos haber imaginado». «Este proceso ---concluyen- es diferente y más rápido que cualquiera que hayamos presenciado hasta ahora .»(2)
George Gilder, uno de los más conocidos estudiosos de las TIC, las describe como «la mayor megafuerza que jamás se puso en movinúento. ( ... ) El nuevo paradigma es el cambio más importante en la historia de la tecnología».(3) Se trata, como dice el sociólogo Manuel Castells, de «un acontecimiento histórico mayor, como lo fue la Revolución Industrial del siglo XVIII, que induce una pauta de discontinuidad en la base material de la economía, la sociedad y la cultura» .(4)
¡Lo Que Dios ha hecho!
Actualmente los ordenadores son utilizados por el 50 % de los trabajadores en EE.UU. -en 1984 sólo por el 12,5 %,- y están presentes en casi el 40 % de los hogares. Su potencia se duplica cada año y medio. Un simple ordenador portátil, utensilio hoy habitual cuyo coste apenas supera las 250.000 pesetas (menos de 2.000 dólares) contiene varias veces más potencia de procesamiento de información que la que contenía en los años setenta un ordenador central valorado entonces en 1.000 millones de pesetas (unos 10 millones de dólares). Cualquiera de los nuevos modelos de automóvil que hoy salen al mercado lleva incorporado más capacidad de procesamiento de información que la nave que depositó a Neil Arinstrong en la Luna en 1969.(5)
En los últimos veinte años, la red mundial de ordenadores, teléfonos y televisores ha multiplicado por un millón su capacidad de transmisión de información. En 1970 había 50.000 ordenadores en todo el mundo; hoy hay 140 millones -¡el número se ha multiplicado por 2.800!-. Pero esto no significaría gran cosa si la capacidad y versatilidad de estas máquinas diseminadas por el planeta no hubiera inaugurado una nueva dimensión de posibilidades insospechadas gracias a su interconexión en redes. La red de redes, internet, es el medio de comunicación más abierto y de más rápido crecimiento que se recuerda: cerca de 60 millones de usuarios están conectados a la red y su número se. duplica cada año. Poco después del año 2000, según las actuales extrapolaciones de crecimiento de Internet, la «red de redes» de ordenadores tendrá cerca de 700 millones de usuarios en todo el mundo.(6) Un buen indicio sobre la verosimilitud de este pronóstico es que ahora -finales de 1998- ya hay más de 7 millones de niños menores de dieciocho años conectados a ella, lo que multiplica por 7 la cifra de cibernautas infantiles y adolescentes registrada en 1995.
«¡Lo que Dios ha hecho!» fue la exclamación profética que Samuel Morse lanzó a través del cable en 1844 en una comunicación telegráfica que podermos considerar la inseminación de la era de la información que ahora sale a la luz. Algo más de un siglo después, en 1960, un cable telefónico transatlántico podía transportar 138 conversaciones siinultáneamente. En la actualidad, un cable de fibra óptica puede concentrar 1,5 millones de llamadas al mismo tiempo. Dentro de poco una fibra del diámetro de un cabello humano podrá transmitir en menos de un segundo el contenido de todos los números editados por la revista The Economíst en sus 153 años de existencia. Entre hoy y,el 2005 la velocidad de transmisión de datos se multiplicará por 45, gracias a la mejora de los módems, las centralitas de cambios y las nuevas redes digitales de servicios integrados.(8)
En 1995 se registraron en el mundo setenta y cinco millones de teléfonos, tantos como fueron conectados entre 1876 y 1956, en los primeros ochenta años desde la invención del teléfono. La extensión que a la red telefónica le ha costado cien años alcanzar -700 millones de unidades- la logrará Internet dentro de cinco años.(9) La potencia de información de Internet -la suma de posibilidades de intercambio, síntesis y conocimiento que ofrece- se incrementa exponencialmente con cada nuevo ordenador conectado: la potencia de la red equivale al cuadrado de sus conexiones: P(n) - n2. Lo que significa que para el año 2000, al actual ritmo de crecimiento, Internet será un instrumento de información cien veces más poderoso que hoy.(10)
LA ECONOMIA DEL CONOCIMIENTO. EL DECLIVE DE LA FUERZA DE TRABAJO COMO CLAVE DE LA PRODUCCION
El Premio Nobel de Economía Wassily Leontieff vaticinó en 1983 que «el papel de los seres humanos como el más importante factor de producción está destinado a disminuir de la misma forma que el papel de los caballos en la producción agrícola disminuyó y luego desapareció con la introducción de los tractores».(11) Peter Drucker considera que «políticamente, el asunto inacabado de la sociedad capitalista será altamente visible: la desaparición del trabajo como factor clave de la producción»;(11) y que toda empresa industrial cuyos costes laborales superen el 15 % está llevando mal el negocio.(a)
El reverso de estas afirmaciones es que la mitad del PIB de los países desarrollados consiste en actividades que se basan en la generación de información y conocimiento -desde la educación y la sanidad, hasta los medios de comunicación, la industria farmacéutica o la del software, pasando por las profesiones liberales y los servicios cualificados a las empresas-. Las industrias de alta tecnología que fabrican ---o,como la biotecnología, usan intensivamente- los equipos de información y comunicación, representan ya el 25% del PIB en los países más avanzados.
En los años noventa, ocho de cada diez de los nuevos empleos en las economías desarrolladas --desde Periodistas a enfermeros especializados--- implican «trabajo de conocimiento o procesamiento de información»." Dentro de diez años, el 80 % (de la tecnología que utilizamos hoy estará obsoleta y será sustituida por tecnologías nuevas y más avanzadas, lo cual significa que el 80 %,de la población activa trabajará, si no evoluciona, con una educación formal y una base de cualificaciones con un desfase de diez años."(14) El 70 % de los ingresos actuales de la industria informática procede de productos y servicios que no existían hace dos años.
UNA TECNOLOGIA DEL PENSAMIENTO Y LA COMÚNICACION SOCIAL
La principal fuerza motriz del cambio global de nuestra época es una mutación tecnológica cuya primera ola apenas acaba de romper en la playa de nuestro tiempo, y cuyas consecuencias y repercusiones ---su misma profundidad, el alcance de su desarrollo endógeno- aún distamos de calibrar y comprender. Las relaciones intelectuales ante su significado se dividen en dos:
1 . Se trata de una prolongación –aunque espectacular y que abre nuevos campos--- de las revoluciones índustrial de finales del XVIII, acontecimientos que transforman la faz de la tierra.
2. Entraña una ruptura con, todas las formas anteriores de avance de la técnica, pues nos proporciona una prolongación y potenciación de nuestros poderes mentales y sociales en lugar de los meramente fisicos.
Según esta última visión, el dispositivo que la nueva tecnología pone a nuestra disposición no es una invención puntual, un artefacto aún único en su clase y cualquiera que sea su potencia y habilidad. Ni siquiera es equiparable a una nueva fuente de energía o a un sistema tecnológico -una serie de invenciones y desarrollos técnicos conectados que suscitara una trayectoria de susesivas mejoras y ramificaciones en inventos y aplicaciones conexas. Las tecnologías de la información se parecen, más que al desarrollo de un instrumento específico, al descubrimiento de un método de pensamiento, un sistema conceptual o un campo científico-técnico: a partir de unos conceptos básicos y una metodología técnica de aplicación general ponen en marcha una dinámica endógena cuyas últimas posibilidades sólo las puede delimitar su desarrollo. (b)
La informática es el sistema lógico de un complejo cuyo «brazo» o proyección sensorial son las telecomunicaciones y cuyo sistema, neurológico es la microelectrónica. En tanto lenguaje, es una tecnología del pensamiento y la comunicación social -una técnica de la manipulación de símbolos- cuya analogía más próxima es el propio lenguaje humano natural. Éste, en tanto que construcción humana prehistórica, es una creación de la especie, aunque sea natural para los individuos.(c) En este sentido es enteramente artificial.- un sistema de signos sonoros y luego escritos cuyas referencias hacia las cosas y las ideas, a la vez que conforman un sistema cerrado autorreferente, son arbitrarias, Nuestra lengua natural es la más distintiva y humana -y, por lo tanto artificial o producto de un arte---- de nuestras tecnologías. Es, en realidad, la tecnología primaria y constitutiva de lo humano: la tecnología de la información -y previamente categorización- que codifica el universo de nuestra experiencia, que nos posibilita, en primera instancia, aprehender el mundo y dominarlo, y de la que derivan todas las demás tecnologías. Nuestra lengua natural es, pues, la tecnología del pensamiento y, al mismo tiempo, la tecnología social que nos permite entendemos y constituir redes espontáneas de comunicación y cooperación. Para encontrar algo parecido al nuevo universo digital, ¿no deberíamos retroceder al descubrimiento de la escritura, mucho más que a la más socorrida referencia a la invención de la imprenta y a la «galaxia Gutenberg»?
LA TECNOLOGIA DEL FIN DEL MUNDO. POR LA INFORMACION HACIA LO DESCONOCIDO
Si ésta es la analogía básica, los visionarios defensores de la segunda interpretación, que enfatizan la ruptura sobre la continuidad, estarían en lo cierto. Entre ellos están los expertos oficiales que han estudiado el advenimiento de la sociedad de la información en EE.UU., Europa y Japón. En este último país, en 1979 el poderoso MITI -Ministerio de Comercio Internacional e Industria- acuñó el eslogan «La información es el futuro», haciendo de la nueva tecnología el compendio de todo lo nuevo... y desconocido. Toda una paradoja. Pocas veces «un futuro» ha sido tan adulado por esos heraldos que son las visiones premonitorias y las ficciones científico-tecnológicas. Y pocas veces hemos tenido tan poca información sobre el meollo del mismo, y tanta dosis de su reverso -incertidumbre y desasosiego por lo que ya conocemos o intuimos---. Eso sí, sabemos que la tecnología de la información estará en el epicentro de los cambios. Creemos saberlo casi todo sobre el medio que conformará nuestras vidas, y apenas nada sobre el contenido ---el fin- al que nos gustaría dedicarlo,, la forma que adoptará la sociedad y el rostro humano que reflejará nuestra alma.
No es extraño que la revolución de las TIC y la globalización --que conjuntamente impulsan el cambio glóbal- hayan generado una profusa literatura de tonos apocalípticos que anuncia el fin de lo conocido y la epifanía de una nueva era. En los últimos dos años se ha escrito en el mundo anglosajón sobre «El final de la riqueza», «El final del trabajo», «La muerte de la inflación», «El final de la competencia», «La muerte del dinero», «El fin de la economia» y «El final de la ciencia» -incluso sobre «La muerte del servicio telefónico-. En Europa hemos sido, sacudidos por «El horror económico», «La nueva economía», «El fin de la edad dorada», y «El maldito mercado», entre otros títulos. En un alarde de humildad, algunos expertos en la materia reconocen su perplejidad -Los economistas en su laberinto- ante el giro de los tiempos. En El futuro del capitalismo el economista del MIT, Lester Thurow, detecta «desplazamientos tectónicos» en el mundo económico. Peter Drucker habla de «La sociedad poscapitalista» -la sociedad postindustrial se anunció hace tiempo-. Y, por supuesto, se proclama «El fin de la historia» e incluso, paradójicamenté, por el mismo autor, se anuncia «El fin del orden». En todas estas reflexiones póstumas ánida la convicción común de que las nuevas tecnologías -Deus ex machina (el fantasma dentro de la máquina) de este drama de la historia- son al tiempo el alfa y el omega de los traumas sociales, reales o presentidos.
En este contexto milenarista, concuerda con la más exacta de las Ironías que este sistema pitagórico de dominio del universo -montado sobre el baile perfecto de los números- y cuya esencia es comprimir tiempo y espacio, esté abocado a toparse con su particular omega digital en el calendario: el llamado «síndrome del año 2000» o «tropiezo del milenio.. El complejo tecnológico más desarrollado de la historia puede ser puesto de rodillas por dos miserables dígitos en las fechas de los ordenadores, obviados hace años para ahorrar espacio. Desde que el «I» y el «9» fueron suprimidos, para abreviar, de la cuenta de los años de nuestro siglo, los sistemas informáticos que hacen funcionar medio mundo corren ciegos hacia la fecha que computarán como «00», confundiéndose a sí mismos hasta la apoplejía. La desordenación informática amenaza a, máquinas e infraestructuras, enipresas, organizaciones y gobiernos con el caos. Cajeros automáticos, sofisticado armamento electrónico, toda clase de sistemas públicos de información y gestión, control del tráfico urbano y «pasillos aéreos» para la aviación civil, dispositivos de pago de bancos y empresas o ascensores pueden dejamos en la estacada o en manos del azar. La factura mundial total de la revisión de programas informáticos kilométricos en los que la fecha de dos dígitos aparece cada 50 líneas de código informático --tarea en la que están empeñados a contrar reloj miles de equipos de urgencia cibernética en decenas de países- podría ascender a 600.000 millones de dólares -aproximadamente 90 billones de pesetas-, cantidad superior al PIB de España. Un experto informático familiarizado con el problema afirma que frente a él se mueven dos clases de personas: «los que no están trabajando en el tema y no están preocupados, y los que lo están haciendo y están aterrorizados».(11)
James Cameron, director de Titanic (1998), la película sobre el hundimiento del transatlántico en 1912, detecta un paralelismo entre la euforia tecnológica de principios de siglo y la actual:
En la primera y última década de este siglo se ha dado esta tremenda búsqueda de progreso tecnológico. A principios de siglo se inventaron el cine, la música grabada, la telefonía sin hilos, los motores a vapor. Y ahora sentimos lo mismo hacia lo electrónico, la comunicación y la información. Ponemos nuestra fe en los ordenadores, en Internet y en el chip, sin saber qué iceberg nos amenaza allá afuera.
. El Titanic surcando los mares a principios de siglo representaba el dominio de la Naturaleza como espacio. El Titanic informático de fin de siglo representa, sobre todo, el dominio y la alteración del tiempo, y con él de nuestra propia naturaleza. Pero nos equivocamos buscando aprensivamente «allá afuera». En la era de la información, como simboliza el «síndrome del año 2000» --en sus dos vertientes contradictorias, la informática que borra el tiempo y la milenarista y escatológica que pretende acumularlo y culminarlo- el iceberg lo tenemos más cerca: la duración y acumulación del tiempo real, bajo el tiempo de superficie, comprimido, instantáneo y acelerado. Éste es el choque que nos amenaza, el genuino «shock del futuro»: el de un tiempo pasado pero preservado, sumergido, frente al presente absoluto fabricado por la tecnología digital. No es extraño, sino una perfecta metáfora del momento que vivimos, que al borde del milenio, entre la tecnología y la historia -o incluso la religión- emerja una nueva conciencia del tiempo.
LAS TIC Y LAS INDUSTRIAS CULTURALES. TECNOLOGIA SEXY, POTENTE Y PROMISCUA
La principal virtualidad de las TIC es una reducción drástica del coste y el tiempo necesario para almacenar, procesar y transmitir información. Ésta, adopte la forma de números, letras de texto, voz, imagen estática o «viva», puede ser «guardada» en ordenadores al ser codificada en una serie de «ceros» y «unos» -sistema binario (digita1)--- que son traducidos como «apagado» o «encendido», conectado o desconectado, por la corriente de electrones en millones de circuitos que constituyen la memoria electrónica.
Pese a su complejidad técnica y la abstracción numérica de su base conceptual, la informática moderna es una tecnología social desde sus primeras aplicaciones. Tiene su origen en la necesidad administrativa de contar a la gente. Herman Hollerith ideó en 1890 una máquina electromagnética para tabular el censo de población de EE.UU. «leyendo» tarjetas agujereadas que codificaban los datos. Su aparato tardó dos años y medio en procesar el censo, cuando antes se tardaba hasta ocho años.
Más de cincuenta años después, la informática dio a conocer su potencial ante el gran público en un estreno político: una máquina llamada UNIVAC, adelantando el cómputo de los votos en las elecciones Presidenciales, anunció en 1953 la victoria de Eisenhower para la televisión CBS. A principios de los cincuenta había sólo 6 ordenadores e IBM calculaba que su mercado no superaba las 25 unidades en todo el mundo.
En 1980 aparecía en el mercado el primer ordenador personal (PC) -un aparato manejable y casero que hizo de la tecnología de la información un fenómeno cotidiano-. En menos de diez años, la potencialidad económica y social del ordenador personal había estallado en todo el mundo desarrollado. De las 30.000 máquinas computadoras para uso empresarial e institucional en los países desarrollados en 1965 se pasó a los millones de ordenadores personales a mediados de los años ochenta y a los cientos de millones en los noventa. En la década de los sesenta había algo más de 200.000 programadores informáticos trabajando a tiempo completo. Hoy superan ampliamente los 10 millones .(17)
A finales de los años ochenta, las telecomunicaciones hicieron posible desplegar el inmenso potencial de la informática conectando sus unidades de procesamiento y sumando al tratamiento de la información la capacidad de interconexión y transporte de la misma a través del globo. A la «cabeza» informática y a la «potencia» electrónica se unía así la «agilidad» y el «alcance» de las telecomunicaciones. En 1989, menos de diez años después de la llegada a los hogares de los PC, éstos se unían a la red telefónica convencional. Con la integración de electrónica, soporte lógico (software) informático y telecomunicaciones, las TIC. alcanzaban su madurez; y se estrenaba Internet, la red social de comunicación interactiva de más rápido crecimiento de la historia. Este último desarrollo, que no cumple aún la década, presta a la globalización de los intercambios económicos y culturales su formidable plataforma material, de la que antes carecía.
¿9 La irrupción de los ordenadores en las redes de telecomunicación transformará completamente estas últimas -tanto técnica como empresarialmente-. Actualmente, en los países más avanzados la transmisión de datos acapara el 50 % de. los bits de la red telefónica y genera el 20 % de sus beneficios. La red telefónica, una vez ocupada en su mayor parte por la transfusión informática, tendrá que modificarse -ya no será telefónica sino otra cosa-.` Pero éste no es el último de los matrimonios tecnológicos que impulsan el cambio global y la vasta reestructuración empresarial en curso.
La tríada expansiva de las TIC, apenas alcanzada la madurez, ha encontrado un nuevo y versátil consorte para descargar su potencial de aplicarse a cambiamos la vida. Su nuevo objeto de deseo son los medios de comunicación de masas --especialmente la TV- y sus contenidos de publicidad, entretenimiento, ocio y cultura. La convergencia entre a) la telecomunicación por cable y, sobre todo, vía satélite; b) la informática y su capacidad para reducir toda clase de información -incluidas las imágenes en movimiento- a código digital; c) la televisión como industria de la comunicación de masas, y d) las industrias culturales del entretenimiento, el arte y el espectáculo ---especialmente el cine, la música, la cultura popular y el, deporte- configura el principal vector de desarrollo y crecimiento en las sociedades avanzadas.
Cuando la información digital aún no ha alcanzado la hegemonía como usuaria de las redes de telecomunicacion, la pantalla interactiva del ordenador se dispone a facilitar a la vieja caja receptora del televisor, por cuyo inmenso público/mercado se libra una extraordinaria batalla. Es la explosión de los multímedia, que aspira a concentrar no sólo a través de una misma red -por tierra, mar y aire- sino en una misma unidad terminal receptora/emisora todas las posibilidades antes dispersas y rígidas -unilaterales- de comunicación/información.
La flexibilidad y versatilidad de las TIC y la reducción de los costes de almacenamiento y transmisión de los nuevos servicios integrados -voz, texto, datos, imagen- trastocan los esquemas centralizados de los medios de difusión de masas. En un futuro próximo, éstos pasarán a ser medios descentralizados de interacción, donde se intercambien servicios culturales, comerciales, científicos y de entretenimiento específicos (temáticos) y escogidos a la carta --o simplemente interacción social libre-. En la visión de George Gilder, la teledifusión centralizada y los ordenadores centrales, como los sistemas de telefonía centralizados, cederán la hegemonía en favor de un espacio de comunicación social en red completamente distinto:
En cuanto al futuro de la TV, la nota dominante será la posibilidad de transmisión de datos digitales entre millones de teleordenadores. Estos aparatos permitirán recibir o enviar películas, archivos, reportajes, cursos y catálogos desde o a cualquier parte del mundo. Aun poniendo a disposición de los usuarios 500 o 1.000 canales, la TV no tendrá sentido en un mundo en el que siempre se tendrá acceso a lo que uno desee, cuando lo desee y desde todas las terminales que reciben actualmente la comunicación de una estación de radiodifusión.(19)
Los multimedia se convierten así en punta de lanza, ante un vasto mercado de consumo de masas, para el conglomerado industrial de las TIC, auténtico motor de la economía global. En ésta, el sector con mayor potencial de crecimiento son las industrias culturales encargadas de alimentar ese consumo. Paradójicamente, al calor de la revolución tecnológica más poderosa y de más largo alcance de la historia, se configura una economía cuyo tirón de demanda -y repercusión social está fundamentalmente en los productos y servicios culturales. Éstos son los medios de comunicación y los sectores de entretenimiento, el ocio y la cultura -en el sentido convencional---. Pero también, en una acepción más amplia, se conoce como culturales a los grandes servicios que moldean la vida, las experiencias y los valores de la gente -la educación y la formación, la sanidad, y los servicios sociales y de atención personal.(d)
La revolución de las TIC se gestá hace más de cincuenta años con el encuentro de la electrónica y la informática ---cuya semilla estaba preparada hace más de cien anos y pensada cuatro siglos antes en la especulación numérica de Pascal-. Hace apenas dos décadas, desde su maridaje con las telecomunicaciones, ha sido proyectada a dimensiones globales. Ahora se lanza sobre el mercado comercial, cultural y políticamente más sabroso: el de los contenidos de las pantallas de PC/TV (ordenador/televisión) en millones de hogares. Tiene poco más de quince años de vida económica y social significativa en el país líder -EE.UU.-. Algo más: de diez o doce en el resto del mundo desarrollado y en los nuevos países industriales. Pero aún no ha rozado a tres cuartas partes de la humanidad.
II EL PARADIGMA DE LA INFORMACION
La actual revolución tecnológica no sólo entraña un cambio técnico que afecta al aparato productivo y a todo el entramado económico y social. Significa algo más profundo aún: como una nueva escritura de la realidad, esta tecnología penetra en nuestra forma de pensar, de articular ese pensamiento y de aplicarlo, transformando los métodos de producción científica, intelectual y cultural, hasta el punto de convertirse en la metáfora por excelencia de nuestra propia mente, el mejor espejo de nuestro sistema neurocerebral o ---como ya es común en muchas ficciones- en nuestro alter ego artificial. Con la nueva tecnología se articula una nueva visión del mundo, un nuevo paradigma.(e)
Carlotta Pérez, Christopher Freeman -y con ellos Manuel Castells y otros- han acuñado y puesto en circulación el concepto de «nuevo paradigma tecnoeconómico»: un ciclo de cambios tecnológicos concatenados, una ola de innovación a la Schumpeter/Kondratieff , que arrastra una transformación del marco organizativo e institucional de la producción, que a su vez debe permitir la máxima expansión y aprovechamiento de las nuevas tecnologías. (f) El grupo nuclear que forman éstas actúa como motor de la «revolución», proporcionando un input esencial y un modus operandi que acaba impregnando las principales actividades económicas -y, en el caso de las TIC, también sociales, culturales, científicas e intelectuales-.(20) Dice Freeman:
El cambio contemporáneo de paradigma puede ser visto como un tránsito de una tecnología basada primariamente en inputs de energía baratos a otra predominantemente basada en inputs de información baratos derivados de los avances en la tecnología microelectrónica y de comunicaciones.(21)
En los años cincuenta y sesenta, los pesados ordenadores centrales, y la televisión y la radio, se acoplaron perfectamente al viejo marco de la producción centralizada y en serie. Pero ahora ---en los noventala difusión generalizada de los ordenadores personales -y su convergencia con las telecomunicaciones- junto con la aceleración de innovaciones y nuevas aplicaciones, han alcanzado un punto crítico. Están revolucionando las instituciones empresariales y laborales, así como las pautas de organización de la vida social. La actual crisis del empleo --de las formas y contenidos del trabajo-, el paro estructural y el aumento de las desigualdades son el resultado del desajuste entre las nuevas tecnologías y los cambios organizativos, institucionales y socioculturales que requieren.(g)
LA TECNOLOGIA DE LAS TECNOLOGIAS
Una triple característica de las TIC hace, que su «revolución» sea cualitativamente distinta a las anteriores:
1. Una potencia transformadora -poder productivo y, más ampliamente, de conexión intelectual y social- que apenas empezamos a imaginar.
2. La fléxíbilidad -versatilidad para todo tipo de funciones y adaptabilidad a los cambios que incorpora a los procesos de todas las actividades humanas. Y especialmente a las organizaciones, determinando una nueva forma de estructurarse y funcionar éstas: la red.
3. La universalidad de su «materia» -la información- en la que se fundamenta la amplitud de sus aplicaciones.
1. Por el contexto técnico-científico en el que surgen y se desarrollan, las tecnologías de la información son “una” tecnología de las tecnologías. Constituyen por sí mismas un entramado de tecnologías, disciplinas científicas y profesionales. La tríada microelectrónica-informática-telecomunicaciones es el núcleo central de un complejo tecnológico que ha ido integrando otras tecnologías. En el desarrollo del nuevo paradigma han sido decisivos los nuevos materiales -la fibra óptica, los superconductores, etc.-. La biotecnología, por ejemplo, cuyo objeto es la codificación'y réprogramación de la información en la materia viva, está indisolublemente ligada en su desarrollo a la nueva tecnología. El sistema neurológico del cerebro y la codificación de la información esencial de la vida en los genes ofrecen, además, a la microelectrónica y a la informática, modelos naturales de almacenamiento y procesamiento de la información. Más aún, en una extraordinaria convergencia entre tecnología y naturaleza, los chips pueden incorporarse a sistemas orgánicos, y viceversa.
La gran virtualidad que confiere su potencia al nuevo complejo tecnológico es su capacidad para romper barreras, para conectar la interacción continua que establece entre diferentes tecnologías --como las tres constitutivas del núcleo- disciplinas científicas, ramas del conocimiento y campos profesionales produce sinergias excepcionales, combinaciones y aplicaciones antes impensadas. Las TIC pueden aplicarse prácticamente a cualquier tecnología, campo de investigación o trabajo existente: desde la tecnología médica hasta los audiovisuales pasando por la maquinaria de precisión, las técnicas agrícolas, los electrodomésticos, la meteorología o la investigación criminal. Cualquier actividad puede digitalizarse.
A partir de este hecho se produce algo fundamental para el desarrollo del conocimiento. La capacidad aumentada de extraer, guardar, ordenar, analizar y relacionar información hace que cada descubrimiento e innovación se pueda aplicar en otros campos o conectar con los avances en otras áreas -a través del medio tecnológico común y del lenguaje común de la ciencia---. Por su capacidad analítica e integradora de la información, este complejo tecnológico es, en sí mismo, un auténtico motor de innovación. Introduce un componente estructural ----la conectivdad- de sinergia, de relación, que acelera los procesos del conocimiento.
Una muestra de esta aceleración del conocimiento la ofrece uno de los mayores y más decisivos avances de la ciencia: el trazado del mapa del genoma humano. Completarlo permitiría tratar muchísimas enfermedades, pero requiere reproducir la secuencia exacta de los 3.000 millones de nucleótidos que componen los 100.000 genes que forman el mapa genético de la especie humana. Una tarea tan minuciosa como gigantesca que requeriría casi un siglo si los investigadores lograran localizar un nucleátido por segundo 24 horas al día todos los días. Gracias a los ordenadores el proyecto podría completarse en diez años . (22)
Las TIC -en plural- son una tecnología al cuadrado capaz de acumularse sobre otras tecnologías y multiplicar su efectividad, incidiendo así, principalmente, sobre el propio desarrollo tecnológico. Éste es el caso de los sistemas CAD-CAM (Cómputer Aided Design y Computer Aided Manufacturing) de diseño y fabricación asistida por ordenador que han revolucionado, dotándolas de precisión y flexibilidad, las tecnologías clásicas en todo el espectro de la industria. El caso de la inteligencia artificial es paradigmático: por primera vez una tecnología es capaz de aplicarse sobre sí misma (reflexionar) para controlarse, corregirse y aprender.
LA TECNOLOGIA DE LOS PROCESOS Y LA FLEXIVIDAD DE LA RED
2. En su aplicación económica las nuevas tecnologías inciden más profundamente sobre los procesos que sobre los productos. Un chíp puede incorporarse a infinidad de productos, pero tiene valor económico sobre todo porque mejora el rendimiento de la máquina. Un ordenador, aun teniendo usos estrictamente individuales alcanza su mayor potencial cuando se conecta para agilizar el manejo de información de una gran organización o entre una red de usuarios., Incluso cuando se convierten en productos --como es el caso del PC- y entran en nuestra casa, las TIC no son un producto más. Transforman nuestro propio proceso vital, nuestra relación con otros y con el mundo, nuestra forma de hacer las cosas.
Lo que hace distinta la revolución tecnológica de la información de las que propulsaron anteriores revoluciones industriales es que la transformación de los procesos penetra -más allá de la producción- en todas las esferas de la vida humana como ninguna lo hizo antes. Puede aplicarse a todos los sectores de la economía -lo mismo ocurría con la electricidad- pero también a cada una de las funciones y tareas dentro de la empresa. Las TIC, por ejemplo, mejoran el funcionamiento de un tractor en el campo, pero también su diseño, fabricación y marketing. En un hospital agilizan el diagnóstico clínico, el archivo de los historiales médicos y la gestión administrativa. Pero también hacen más eficiente el sistema de corrección de exámenes y la enseñanza de las matemáticas o los idiomas en la escuela; lo mismo ocurre con los métodos de entrenamiento de los atletas olímpicos, la organización del almacenamiento e inventario de un supermercado, la preparación y análisis de una investigación sociológica mediante encuesta, la redacción de un libro de ensayo, de una novela o de un guión cinematográfico.
Para un niño que crece junto a su especial «amigo» el ordenador, las nuevas tecnologías cambian la forma de relacionarse con los demás, de aprender y de acceder al mundo, hasta la concepción de sí mismo. Transforman, pues, la manera en que producimos, consumimos y administramos, pero también cómo vivimos y nos comunicamos unos con otros, cómo aprendemos, nos divertimos o jugamos, y hasta cómo morimos.
Esta tecnologia que penetra y se adapta a los procesos en que se organiza la actividad humana, una vez bajo su piel les confiere la flexibilidad de un tejido, de una vestimenta fina y sensible para moldear sus formas a la naturaleza de la actividad y a los cambios de su entorno. Los ordenadores ya no se conciben como terminales de trabajo aisladas. Las personas, los grupos y las empresas, en consecuencia, ya no tienen una posición fija, una orientación unívoca en una estructura firme -sea ésta el lugar de trabajo, la organización o el mercado-. Unos y otros se relacionan según el sistema multidireccional de la red. Porque así lo determina la lógica inserta en la estructura técnica del nuevo complejo tecnológico. Pero éste a su vez remeda las formas del propio tejido de la vida natural y de la vida social no estructurada. La capacidad de penetración social de las TIC surge de su cualidad para acoplarse -mimetizándola- a la estructura y la lógica operativa de la vida social. Así, colocan al hombre y a la mujer modernos en el nudo de un entramado técnico, organizativo, comunicativo -y más ampliamente sociocultural- que les obliga a relacionarse en todas direcciones, a desempeñar simultáneamente una diversidad de funciones y quehaceres heterogéneos y a absorber dosis crecientes de complejidad.
El primer orden de complejidad que facilitan las TIC es el de la desuníformización de la estructura de las relaciones humanas en las organizaciones, tanto en el espacio como en el tiempo. No sólo permiten la descentralización funcional y física -a no importa qué distancia- del trabajo y la relación social/comunicativa. Favorecen también su desincronización. Ya no es necesario coincidir en el mismo sitio y a la misma hora para coordinar un trabajo y compartir el flujo de información que constituye y mantiene viva una organización. Multilateral, interactiva, fluida en sus formas y rápida en su respuesta, la estructura en red es necesaria, como explica Castells, «para estructurar lo no estructurado mientras se preserva la flexibilidad, ya que lo no estructurado es la fuerza impulsora de la innovación en la actividad humana».(23) En definitiva, la estructura reticular de las nuevas tecnologías permite hacer funcionar -ordenar- el caos. Como la vida misma -natural o social.
LA TECNOLOGIA DE LO INTANGIBLE Y EL ESPIRITU DE LAS COSAS
3. Por la -materia» que tratan, las tecnologías de la información y la comunicación son tecnologías de lo intangible. Su objeto es la dimensión más inasible e imperceptible pero esencial y común que permea las relaciones del ser humano con todas las cosas: la información en que se destila la ratio o el logos, la relación de las cosas vis-ú-vis el ser humano -en otras palabras, la razón de nuestra experiencia.
La información está siempre presente en todas las tecnologías. Por su núsina naturaleza todas incorporan, encaman en cierto modo, un grado de conocimiento o de inteligencia práctica sobre el objeto y la actividad de que se trate. Pero, como explica Manuel Castells, «éstas son tecnologías para actuar sobre la información, no información para actuar sobre la tecnología».(24) Las TIC no sólo recogen, almacenan y ordenan información, sino que la analizan, la combinan según instrucciones y criterios programados ---es decir, la integran- y generan información nueva relevante --es decir, conocimiento-. La información es al mismo tiempo la materia prima y el producto de la tecnología de la información.
Ésta -o lo que puede, reducirse a ella, codificarse- no se encuentra sólo en el proceso productivo. ¿Dónde no se genera y se intercambia información constantemente? La sustancia intangible de la que se nutre la nueva tecnología recorre todo tipo de organizaciones, está en los servicios tanto como en los productos, por supuesto en la ciencia -que es el conocimiento de la información esencial de la naturaleza pero también en el arte y la cultura, y hasta en los hábitos y actividades más íntimos y cotidianos de nuestra vida. La información, intangible e inaprehensible como el espíritu de las cosas -una versión actual de las ideas (formas) de Platón sostenidas por los números de Pitágoras--, está en el corazón de todo lo material. De ahí su universalidad y la de las aplicaciones de la tecnología que la descifra y la domestica..
EL SURGIMIENTO DE UNA -NUEVA ECONOMIA». EL CONOCIMIENTO, AL MANDO
Esta tripleta característica de las TIC -la ubicuidad de la información como materia prima, el extraordinario poder en su tratamiento y transmisión, y la flexibilidad en sus usos y aplicaciones- confiere a éstas un alcance sin precedentes. Estas cualidades distintivas, sin embargo, tienen un significado histórico por una razón primordial: configuran un paradigma tecnoeconómico que revoluciona el anterior y alteran de manera fundamental la naturaleza de los procesos económicos. Esto lo hacen de tres maneras, al menos, que empiezan a ser evidentes:
1. El conocimiento -la capacidad de manejar y aprovechar la ínformación- se coloca en el primer plano del proceso productivo
Las máquinas, la energía, el trabajo físico directo, factores típicos de la primera y segunda revoluciones industriales ---capital, materias primas yfuerza de trabajo- pasan a segundo plano. «Por primera vez en la historia --dice Castells- la mente humana es una fuerza productiva directa, no sólo un elemento decisivo en el sistema de producción.»(25)
Cuando se producen bienes y servicios con máquinas convencionales es decir, rígidas que incorporan un nivel de conocimiento y una información constantes, éstos no están permanentemente presentes en la producción. Pertenecen a una fase anterior, la que configura el state of the art - estado del arte tecnológico en un momento dado-. Con las nuevas tecnologías, la mejora en diseño, calidad, funcionalidad y exactitud es un proceso constante que afina sobre la marcha los mismos procesos de producción al tiempo que modifica el producto. La información se convierte en un input omnipresente y constantemente relevante en el proceso productivo; y, más allá, en la conexión de la producción con el resto del sistema económico y sus actores: el proveedor, el distribuidor y el consumidor. Y, como veremos más adelante, en las mismas formas de organización del trabajo.
VALOR DE LO CUALITATIVO. PRODUCIR, CONSUMIR, LIBÉRAR TIEMPO
2. El sistema económico prima cada vez más, en la evaluación de eficiencia en la producción de bienes y servicios, el valor de lo cualitativo sobre lo cuantitativo, y el de lo intangible sobre lo medible. Éste es el significado general, para lo que se ha llamado la «nueva economía», de la hegemonía de la información y su destilado, el conocimiento, en el proceso productivo.
La competitividad no se basa sólo en la productividad cuantitativa -la cantidad de productos por tiempo trabajado- sino sobre todo en la calidad. Ésta, sin embargo, no implica solamente una mejora -una perfección- material, sino, sobre todo, un desarrollo de los aspectos sociales/personales y culturales del producto o servicio --especialmente los asociados con el tiempo y el espacio---. El tiempo empieza a ser determinante como valor de cambio en el mercado no sólo en la producción sino en el consumo.
Aspectos cualitativos como la variedad, el producto a la medida, el servicio posventa, la comodidad, la rapidez y exactitud en la entrega y disponibilidad de lo que se ofrece están vinculados a la subjetividad y la cultura. Aportan por ello un valor difícilmente medible.
Tres cuartas partes del valor de un bien manufacturado «típico» proviene hoy de aportaciones como el diseño, la red de distribución y venta, o la publicidad. Son valores de una dimensión cualitativa eminentemente social, relacionados con el gusto, la moda, la disponibilidad y la entrega del producto, y, antes incluso, con su conocimiento y percepción por el consumidor.(i)
La extensión masiva de los productos de marca -antes minoritarios y reservados a la elite que pagaba por productos artesanales- y la eficacia de la publicidad son la muestra por excelencia de los aspectos sociales/culturales del valor económico. Estos valores están construidos sobre la elaboración y difusión de la información. Comer en un McDonald's en cualquier parte del mundo significa comprar una experiencia -una imagen asociada a un país-, y la conveniencia de la comida rápida -el factor tiempo- muy por encima de su contenido material. Lo mismo puede decirse de beber una particular bebida chispeante o adquirir una marca de pantalones descoloridos y desgarrados. (j)
La preponderancia de los aspectos sociales intangibles sobre los materiales es particularmente notoria en los servicios. El valor de una pizza a domicilio a las 11 de la noche, de un paquete enviado en dos días a través del océano, de una reserva para un concierto de Pavarotti, un restaurante de lujo en París o un viaje turístico; la cotización de un paquete de acciones, una moneda nacional o un jugador de fútbol; la calidad de una educación universitaria y de un servicio de guardería, o la garantía de un tratamiento en una clínica de prestigio, son todos ellos valores económicos que responden a consideraciones eminentemente socioculturales. Se trata de valores creados sobre prioridades y elecciones --en la demanda de los consumidores- basadas en la construcción simbólica, cultural --es decir, informativa- del producto o servicio ofrecido. Muy particularmente, éstos están basados en la capacidad de cualificación de la experiencia del tiempo y de la disposición sobre él -sea para comprimirlo, para reservarlo y asegurarlo, como si se empaquetara aparte, o, simplemente, para disfrutarlo sin límites .(k)
El historiador Von Tunzelmann ha mostrado que, históricamente, al introducir una nueva tecnología las -empresas buscan principalmente ahorrar tiempo. Así fue en la industria británica del algodón, con la introducción del sistema fabril a finales del siglo XVIII; y en el siglo XX con la producción en serie (el taylorismo) que acortaba el tiempo de cada tarea y aceleraba el flujo del trabajo. Nunca, sin embargo, como en el actual sistema tecnológico, el tiempo y su ahorro habían jugado un papel tan decisivo .(27)
Sin duda, el valor sociocultural más importante que produce el paradigma de la información es la rapidez, el ahorro de tiempo en la producción, pero también en el consumo -incluida aquí la tecnología que nos ahorra tiempo en la vida doméstica-. Las nuevas tecnologías producen sobre todo tiempo disponible, sea para comprimirlo encajando en él más y más actividades económicas -más trabajo y más consumo--- o para liberarlo en actividades en las que el tiempo no se cuenta, se disfruta.
LA REPRODUCCION DEL CONOCIMIENTO Y EL DESAFIO A LA ESCASEZ
3. La conversión de la información y el conocimiento en el input decisivo de la nueva economía constituirá el mayor desafio al principio económico básico de la escasez.
Cuanta más información y conocimiento tienes, utilizas e intercambias, más proliferan y se multiplican. Este nuevo input paradigmático -progresivamente más decisivo, más disponible y más barato en relación con otros- es diferente de los inputs y productos tradicionales en que puede reproducirse y expandirse infinitamente. Es, en principio, inagotable. El que lo utiliza no priva a nadie de acceder a él y utilizarlo. El conocimiento no se consume.
El valor en conocimiento de un nuevo concierto de piano, de un descubrimiento en biotecnología o de un programa informático para acceder a Internet, aumenta progresivamente su peso en el precio final de venta en relación con el valor de su soporte físico -un CD-ROM, un disquete o una operación electrónica- a medida que las economías de escala y las mejoras tecnológicas reducen el coste marginal de su reproducción y distribución. Se puede utilizar sin consumirse una y otra vez.
En la economía del conocimiento, el valor de cambio --es decir, mercantil- de su principal input, y de una buena parte de sus productos y servicios, cederá lentamente terreno a su valor de uso ---es decir, a su creciente accesibilidad-. Es cierto que lo escaso no es tanto el conocimiento sino la capacidad para entenderlo y utilizarlo.(28) Pero, como tendencia, el nivel educativo de la población aumentará y la base de conocimientos de la sociedad se difundirá más ampliamente. En esa medida, y en tanto más y más productos -y, sobre todo, servicios- se hagan intensivos en conocimiento, dejarán de tener sentido en la esfera estrictamente comercial. Para contrarrestar esta tendencia, el valor del conocimiento en el que se basan deberá ser legal/artificialmente elevado protegiendo -¿cómo?- los derechos de propiedad intelectual de forma draconiana.(l).
En la economía global de la información, el ciclo vital de los productos, las tecnologías y las inversiones se reduce drásticamente. Lo hace en proporción inversa a su volumen material -o en proporción directa a su desmaterialización-. Japón tardó tres o cuatro décadas en convertirse en el líder mundial en la fabricación de coches. El liderazgo en la producción siderúrgica mundial ha cambiado cada diez años en las últimas tres décadas. Ha pasado de EE.UU. (Pittsburg) en los años setenta a Japón en los ochenta -adaptando tecnología norteamericana-, para ser disputado en los noventa por nuevos supercentros en Corea (Pohang) y China (la Acería n.o 5 de Shanghai). Taiwan, adquiriendo tecnología disponible, se ha hecho en sólo cinco años con buena parte del mercado mundial de ensamblaje de ordenadores personales. Sólo la ventaja en I+D (investigación y desarrollo) en capacidad científica y tecnológica garantiza -hasta cierto punto- mantenerse por delante de los competidores. Sin embargo, es obvio que en la era de la información es más fácil copiar un programa de software, el diseño de ropa de moda o un compact disc con éxitos de música popular que una planta siderúrgica.
Pero la cosa no para ahí. El problema de fondo del control y la difusión del conocimiento trasciende la piratería de los productos de consumo. Cuanto más importante es el conocimiento para la vida, su preservación o su calidad y dignidad, más dificil resulta aceptar su privatización y su tratamiento exclusivamente comercial. ¿A quién pertenece el mapa genético de la especie humana?
. Entre 1990 y 1995, dos científicos norteamericanos, Craig Venter y William Heseltine, lograron reproducir parcialinente con la ayuda de un ordenador de gran potencia la secuencia de alrededor del 85 % de los genes humanos. Pero Craig y Heseltine hicieron algo más: patentaron la información descubierta con la pretensión de hacerse con los derechos legales sobre el conocimiento del genoma humano, adquiriendo así la posibilidad de controlar en exclusiva la comercialización de futuros tratamientos o medicamentos derivados de semejante caudal de información.(m)(29).
El caso ilustra el dilema ideológico y moral de una sociedad cuyo bienestar depende de la producción de una gran diversidad de conocimiento -científico, tecnológico, social, intelectual, cultural, artístico- cuya privatización en muchos casos --como éste resulta impensable.
LA PROPIEDAD INTELECTUAL Y EL «CERCADO» DEL CONOCIMIENTO
. Asistimos hoy, en relación con la propiedad intelectual -los derechos de uso del conocimiento- a un proceso que podría ser comparado, salvando las distancias, con los cercados de tierras comunales -los enclosures- en los siglos xvii y xviii en el proceso de acumulación primitiva del capital. A medida que el conocimiento, un bien, en principio expandible, reproducible y en gran medida a disposición del público, se convierte en el activo decisivo del capital para la generación de riqueza, empieza a ser apropiado y «cercado» para preservar su escasez y su explotación comercial.
Las tecnologías de la información imprimen al acrecentamiento y profundización del conocimiento -el descubrimiento en la ciencia, la innovación en la tecnología y la mejora en los productos- un carácter continuo. En la secuencia de los descubrimientos, los hallazgos ex novo y las invenciones revolucionarias ceden rápidamente el terreno a los pequeños y minuciosos avances incrementales. Éstos dependen cada vez más de la estructura social (relacional) de la innovación en su organización, y de la capacidad de empresas e instituciones para cruzar datos, ideas y, aplicaciones provenientes de campos y disciplinas diferentes.
El conocimiento de una sociedad se hace socialmente más denso -más entretejido entre diferentes personas, grupos e instituciones- y también más fluido -comunicable- y continuo en su progreso a medida que su base se ensancha y profundiza, al aumentar el nivel de educación y cualificación profesional de su gente. Las nuevas tecnologías no sólo aceleran el avance del conocimiento, sino que también intensifican el carácter social de su generación y de,su apropiación.
El «cercado» de la fuente de riqueza por excelencia en la sociedad de la información, resultará progresivamente complicado y conflictivo.(n) Ya lo fue «poner puertas al campo» en las grandes expropiaciones que permitieron la acumulación de tierra en manos privadas hace varios siglos. Pero ahora, el campo que hay que cercar es intangible y, a la postre, incontenible.
ECONOMIA Y SOCIEDAD: UN ENLACE PERSONAL
En las dos primeras revoluciones industriales, la economía y la sociedad --el trabajo y la vida personal y social- constituían esferas distantes. La economía imponía su lógica -su ritmo temporal sincronizado, su espacio concentrado y su organización jerárquica- de forma inflexible y aplastante sobre la sociedad y la vida. Tecnologías industriales voluminosas, aún rudimentarias y rígidas, exigían enormes cantidades de capital y un trabajo risico subordinado a la máquina.
En cambio, los rasgos que hemos descrito en las páginas anteriores otorgan al nuevo complejo tecnológico una doble dimensión: económíca y social/cultural. El don de ubicuidad de los nuevos aparatos y sistemas --ordenadores y chíps que se incorporan a teléfonos móviles, coches, pantallas de TV, electrodomésticos, muebles e inmuebles, y pronto a nuestra ropa o nuestro cuerpo- hace que las TIC sean tan relevantes fuera de la economía como en la misma producción.
1 Las redes informáticas/electrónicas son un instrumento tan poderoso para la autoorganización de la sociedad a todos los niveles --- el doméstico/privado, el intermedio de la sociedad civil, y, con notables posibilidades, el político-institucional- y para el desarrollo de su conciencia y conocimiento -la producción intelectual y científica, la creación cultural y artística- como lo son para la organización de la producción o el sector público-administrativo.(ñ)
. El paradigma de las tecnologías de la información y la comunicación tiende a reducir la distancia entre economía y sociedad, y a hacer más porosas y flexíbles las relaciones entre estas dos esferas. Su capacidad para extraer, integrar y transmitir información en tiempo real a cualquier distancia hace de las estructuras económicas --el mercado con sus componentes básicos de oferta y demanda-,.una red más sensible a los determinantes extraeconómicos últimos de la actividad económica: las necesidades y aspiraciones humanas. La persona adquiere nuevos poderes -una mayor autonomía- respecto de las categorías/roles económicos en los que hasta ahora ha tenido que encajar. Los ordenadores y los nuevos sistemas de, comunicación hacen factible interrelacionar de maneras antes impensablés el trabajo y la vida personal, la producción y el consumo. La economía se desmasifica, se personaliza. Por otro lado, al integrarse tareas intelectuales y de ejecución, el trabajo abarca más del proceso productivo/organizativo en el que está inserto. La organización como un todo --sea empresa privada, administración o asociación civil- se vuelve potencialmente más accesible y transparente a sus miembros, en su funcionamiento interno, y más sensible con los clientes, consumidores o ciudadanos, hacia afuera.
La relación entre el individuo considerado como persona ---como sujeto activo, y no como mero y pasivo productor/consumidor/votante- y la organización, se hace potencialmente más equilibrada. Y por dos razones: primero, por la accesibilidad de la organización como un todo, gracias a la intensidad y fluidez de la información a todos los niveles; y segundo, por la necesidad de responder a un trabajador/consumidor/ciudadano informado, y al que el nivel de educación alcanzado y las nuevas tecnologías confieren una gran capacidad de decisión autónoma. Por otro lado, la cultura de masas cambia su modus operandi.- las TIC trastocan el esquema unilateral -típico de la producción de masas- en el que se basaba la comunicación social, alternando y fundiendo el papel de los emisores y los receptores de información. La nueva infraestructura material de la comunicación y la cultura otorga nuevos poderes al sujeto, si tiene acceso a los nuevos medios y la educación adecuada.
Doscientos años de transformación antropológica, en el proceso de creación de la industria y los mercados, fueron encajando a las personas en categorías/funciones económicas -productor y consumidor abstractas y uniformizadoras. La lógica económica que impulsan las tecnologías de la información tiene la virtud de operar una metamorfosis inversa. En uno y otro polo del circuito económico -tanto en la fábrica y la oficina como en el centro comercial- estas funciones o roles tienden a parecerse más a la realidad humana que los sustenta. Tanto uno como otro -Productor y consumidor- necesitan ser tratados más como personas diferenciadas -por imperativo de la produccion y del mercado.
La aplicación masiva de las nuevas tecnologías en el tejido económico y social revaloriza en el trabajo y en la empresa las dimensiones social e interpersonal, organizativa (de comunicación e integración de funciones) y cultural e instítucíonal (de motivación y participación), en relación a la dimensión meramente técnico-productíva.
He aquí una gran paradoja sobre la que volveremos después: a medida que las nuevas tecnologías acercan el funcionamiento de la economía real al ideal teórico de la Economía como ciencia -transparencia e información perfectas, costes de transacción mínimos, intensificación de la competencia- su propia lógica diferente, autónoma, situada por encima de la escala y el tiempo humanos, tiende a difuminarse.
EL ETHOS AMBIVALENTE DE LA TECNOLOGIA: ENTRE LA CONECTIVIDAD Y EL AISLAMIENTO
El ethos del nuevo paradigma tecnológico ---el significado humano/social que lo impregna, la intencionalidad implícita que caracteriza su génesis, desarrollo y aplicaciones- es la capacidad de integración, la conectividad y la inmediatez que imprime a todas las actividades humanas. Se trata de una tecnología social --que prolonga y potencia nuestras facultades sociales/comunicativas- tanto o más que una tecnología productiva. Pero, al mismo tiempo, es la tecnología productiva más individualizada de la historia, pues hace interface (cara a cara, relación bilateral directa) con individuos en primera instancia. Pero no sólo con meras unidades individuales de seres humanos, como podría ocurrir con una herramienta de mano, sino con lo más individual/personal que tenemos: nuestro pensamiento, cuya potencia multiplica y cuyo alcance extiende.
El riesgo de las TIC, como el de toda tecnología por el hecho de serio --que es complemento de nuestra capacidad y sustituto de la misma, a la vez remedio y enfermedad- es su capacidad de incrustación en nuestras vidas. De ahí su profunda ambivalencia. Su poder de integrar y socializar se corresponde con el previo de separar y aislar. Las posibilidades de conexión que otorga a nuestra individualidad -Capacidad social/comunicativa y capacidad de pensamiento, imaginación y síntesis- conllevan su reverso: la des-socialización respecto de nuestro entorno inmediato, y la des-integración de nuestro pensamiento en una explosión de información, imágenes y datos.
Como atestigua la historia reciente de los medios de comunicación, las TIC, incrustadas entre los dos polos del ser humano ---el social y el individual- tienen tanto la capacidad de aislamos hasta convertimos en seres desvinculados y abstractos, como la de socializamos hasta anular nuestra personalidad.
III DE LA DINAMO AL MICROCHIP
LA EXPERIENCIA HISTORICA DE LA ELECTRCIDAD
A caballo de los siglos XIX y XX, el cambio a la electricidad es el precedente histórico más claro de la extensión al tejido económico de un nuevo paradigma tecnológico. Si sus parámetros -la amplitud, profundidad y ritmo de aplicación de la nueva tecnología- son trasladables en alguna medida, el pleno impacto de la revolución de las TIC no llegaría hasta la primera década del siglo XXI. Éste sería el período básico de acoplamiento en el que la extensión (cuantitativa) y la profundización de las aplicaciones de las nuevas tecnologías provocarían la transformación (cualitativa) de la organización económica, la política, las instituciones y la cultura social. El nuevo paradigma tecnoeconómico encajaría entonces con una nueva sociedad.
1 El economista británico Chris Freeman -uno de los mayores analistas del cambio tecnológico- calcula que sólo entre los años 2010 y 2020 las sociedades desarrolladas habrán absorbido plenamente las nuevas tecnologías, y realizado la reordenación social que hará posible el retorno al pleno empleo. Esto ocurriría tres o cuatro décadas después de comenzar su aplicación económica y social masiva -mediados de los ochenta- y cinco desde los primeros avances tecnológicos decisivos --el microprocesador en 1971 y el PC en 1974 (modelo Altair 8800) y 1977 (modelo Apple fl).
El primer generador eléctrico (manual) de corriente continua se inventó en 1870; y el primer motor accionado por un generador eléctrico apareció en 1873. Pero -en una casi exacta simetría histórica con el desarrollo de las TIC- la electricidad no empezó a distribuirse como bien de consumo hasta 1882 -y el primer motor eléctrico para uso industrial (la dinamo) se estrenó en 1883-. Desde el primer despegue tecnológico y las primeras aplicaciones industriales, hasta que su difusión masiva se tradujo en un salto en la eficiencia del sistema económico, pasaron cuarenta o cincuenta años. Más que el descubrimiento mismo y su aplicación inmediata, o incluso la difusión extensiva de la nueva tecnología, lo que genera el progreso es la adaptación organizativa, institucional, y de las infraestructuras industriales y sociales." Según el historiador económico Paul Davis, una nueva tecnología no revela su potencial de mejora de la productividad en el conjunto de la economía hasta que su utilización no sobrepasa el 50 %. Éste sería e umbral de productividad --de impacto económico- de un nuevo paradigma tecnológico.(31)
En 1880 la energía eléctrica había dejado técnicamente obsoletas la energía del agua y la del vapor. Pero al final de esa década en EE.UU. Sólo el 4 % de los industriales y el 3 % de los hogares utilizaban la nueva fuente de energía. En 1899 representaba todavía menos del 5 % del input energético total en la industria. Y en una fecha tan avanzada corno 1910 -treinta años después de estar disponible sólo el 19 % de las fábricas y el 15 % de las familias contaban con electricidad. Habría que esperar a los años veinte para que ésta alcanzara el 50 % de las empresas y el 35 % de los hogares y para que la mejora de la productividad y los beneficios de la nueva tecnología fueran notorios. Fue la década ruidosa de la euforia capitalista de posguerra, pero también, conviene recordar, la de la consolidación de la Revolución bolchevique, cuando Lenin definía a la nueva sociedad comunista como la suma de los soviets más la electrificación. El nuevo paradigma tecnológico no se hizo dominante, con el 78 % de las empresas y el 68 % de los hogares electrificados, hasta 1930: en vísperas de la Gran Depresión.(32)
LA DESCARGA ELÉCTRICA: REVOLUCION ECONOMICA E INERCIA SOCIAL
La electricidad ofrecía mucho más que una energía más poderosa y barata para mover las máquinas --entre 1880 y 1930 el coste del kilovatio/hora cayó en un 400 %-.-" Inspiraba un cambio fundamental en el sistema de organización de las fábricas cuya comprensión e implementación llevó tiempo. La máquina de vapor propulsaba un gran número de ejes a través de un complejo mecanismo de correas y poleas que exigía la colocación de las máquinas en línea. La electrificación permitía una nueva disposición de la producción mediante la tracción eléctrica en grupo, y más tarde la tracción individual --es decir, un motor eléctrico para cada máquina---. La nueva fuente de energía era móvil --dentro de la fábrica y en relación con su localización geográficay la lejanía de la máquina de la fuente de energía que usaba no mitigaba su potencia y rapidez. La energía portátil hacía posible reorganizar la producción, al llevar la energía y colocar cada máquina --con su propio motor- en función de las necesidades del trabajo, lográndose una disposición en planta más eficiente, lo que ahorraba, además, espacio y capital. Los beneficios indirectos de la tracción eléctrica individual (flexibilidad infraestructura/organizativa) eran superiores a los directos por el ahorro de energía (coste).
Los beneficios sanitarios, sociales y psicológicos fueron casi igual de importantes. La electricidad, una energía más limpia y, claro está, más luminosa, mejoró sustancialínente las condiciones de trabajo y la calidad de los productos. Era posible concentrar a más trabajadores en una misma fábrica y la nueva organización espacial de la producción y el trabajo facilitaba el contacto entre ellos. Las fábricas se podían localizar junto a proveedores, materias primas o consumidores, o al lado de centros de transporte, en lugar de junto a cursos de agua en movimiento. La industria --diseminada al principio en zonas rurales- se hacía urbana y aceleró el surgimiento de las megalópolis del siglo xx. El nuevo paradigma de la electricidad ---ciudades con calles, tiendas y casas iluminadas- cambió también el comportamiento del consumidor y los hábitos de vida.-(34) La luz artificial, que abría espacios y horas al trabajo y al consumo, inauguraba un nuevo tiempo social.
Los efectos combinados del nuevo paradigma tecnológico --en el que hay que incluir el papel del motor de combustión interna y la energía del petróleo en los sistemas de transporte- convergen y se aceleran a principios de siglo. En los años veinte la reorganización de los procesos de trabajo y la reestructuración de la economía «explotan», disparando la productividad. Si en 1912 se necesitaban 4.664 horas para fabricar un coche, en 1924 bastaban sólo 813 horas." Entre 1920 y 1927 la productividad en la industria de EE.UU. aumentó un 40 %, lo que provocó la pérdida de 2,5 millones de puestos de trabajo -825.000 sólo en la industria.(o).
La Gran Depresión fue en primera y última instancia una crisis de sobreproducción. Pero tras una perturbación de esa magnitud hay mucho más que un desajuste económico --cuantitativo- entre la oferta y la demanda. Revela un desfase profundo entre la economía y la sociedad, entre la magnitud, la profundidad y el ritmo del cambio que el nuevo paradigma tecnológico impone en el sistema económico, y la capacidad de la sociedad -sus instituciones, sus hábitos y psicología para ajustarse a los nuevos métodos de producir y consumir. El necesario complemento de la nueva eficiencia económica, la socíedad de consumo -inducida por las técnicas modernas de marketing y publicidad- no empieza a hacer mella, y muy lentamente, hasta finales de los años veinte. Es precisamente en estos años -con la Convención de Washington de 1920 que establece la jornada de 8 horas- lenta y tardíamente, con la resistencia y la parsimonia de las primeras potencias industriales, se reducen significativamente las horas de trabajo desde las últimas regulaciones en el siglo xx. La liberación de tiempo era un requisito previo para abrir paso a los hábitos del consumo de masas.
En los años treinta, la inadecuación entre economía y sociedad --entre el tiempo y la lógica de la eficiencia del aparato productivo, con su ritmo de cambio, por un lado, y el tiempo y las pautas de una vida social aún no sometida al imperativo del consumo por otro- se convirtió en un colosal desajuste entre oferta y demanda. La sociedad no contaba con los medios -intelectuales y políticos, culturales y psicológicos- para regular su propio, desproporcionado, poder tecnológico y económico.
HACIA LO INFINITAMENTE PEQUEÑO. EL POTENCIAL FUTURO DE LA MICROELECTRÓNICA
Entre 1a segunda revolución tecnológica de la era industrial y esta tercera revolución de la información hay, al menos, dos diferencias fundamentales: a) la universalidad de su materia prima -la información- permite a las TIC penetrar en todos los procesos económicos y sociales, y afectar a otras tecnologías y disciplinas científicas, culturales, intelectuales o artísticas; b) pero, sobre todo, el cambio tecnológico actual --comparado con el de principios de siglo- resulta desbordante por su ritmo vertiginoso, por su momento -la aceleración más la Potencia acumulada-. Nadie es aún capaz de determinar con seguridad el alcance y duración de la onda expansiva de las TIC.
En 1965, Gordon Moore -fundador de Intel, el primer fabricante mundial de microchips--- predijo que el poder de procesamiento de los ordenadores se duplicaría cada 18 meses. La compañía Motorola proclamaba en un anuncio publicitario que hace sólo unas décadas todos los circuitos integrados en uno solo de sus chips actuales habrían ocupado el espacio de una nevera y necesitado toda su capacidad de refrigeración. A principios del próximo siglo podrán comprimirse en un solo microchip las unidades de proceso de 16 superordenadores --de los que antes tenían el tamaño de una nevera-. Y actualmente, el chip Pontium II de Intel contiene 7 millones de transistores -en 1971 el primer microprocesador tenía 2.300-.(p) El chip Merced, en proyecto, podría contener entre 20 y 50 millones de transistores, y procesar a una velocidad de 1.000 megahertz, que doblaría a los más rápidos chips actuales.(17)
Esta sobrecogedora capacidad de integración microscópica permite incrementar correlativamente la memoria y la velocidad de los ordenadores -y reducir su coste-. En 1971, el primer microprocesador (chip) tenía una capacidad de 1.024 bits o 1 kilóbit; (q) en 1987 era de 1 millón (1 megabit); y a finales de siglo un chip alcanzará los 256 megabits de memoria. Un microprocesador logra hoy una velocidad 550 veces mayor que la del primer chíp. En 1955, una década después del primer ordenador electrónico, su sucesor más avanzado procesaba 10.000 instrucciones por segundo; en 1989 la velocidad era ya de 100 millones de instrucciones por segundo. Actualmente, el Pentíum II procesa 500 millones de instrucciones y en el año 2000 se rozarán los 10.000 millones. Gracias a esta integración, un torrente inconcebible de datos -voces, texto e imágenes---- pueden trasladarse a la velocidad del electrón a través del planeta."
Tanto o más significativo que la potencia tecnológica desatada y su aceleración es la ruptura de las barreras económicas que provoca -la implosión de los costes, auténtico motor de la revolución de las TIC-. El coste promedio de la potencia de procesamiento de los ordenadores es hoy una centésima de 1 % de lo que era en los primeros setenta. Si la industria automovilística se hubiera desarrollado a la misma velocidad, un coche normal costaría hoy menos de 1.000 pesetas y haría 90.000 kilómetros por litro de gasolina. Nunca se había reducido de forma tan drástica el precio de un insumo industrial.(19).
Mientras sigan cayendo las barreras risicas en la progresión de la microelectrónica hacia lo infinitamente pequeño, la dinámica de reducción de costes se mantendrá -y con ella el impacto económico y social de las TIC-. Los transistores son hoy hasta cinco millones de veces más pequeños que el primer transistor -de 3 centímetros- construido en 1947. En 1970, las partes constitutivas de los transistores tenían una anchura de 12.000 nanómetros;(r) en 1990 de 800 nanómetros; y antes de fin de siglo rondará los 300. Científicos de EE.UU., .Japón y Europa prueban ya transistores que puedan funcionar con un único electrón. En el horizonte está la expectativa de comprimir 1.000 millones de transistores en un chip. William J. Brinkinan --director de investigación en materiales de los Laboratorios Bell- estima que la miniaturización del transistor está «algo más de medio camino» del punto en que la reducción de tamaño chocaría con las leyes de la fisica. «Las ecuaciones --explica Brinkman~ empiezan a no ser válidas cuando las cosas se vuelven realmente pequeñas.(40)
¿TANTA INFORMACION COMO DIOS? NATURALEZA Y TECNOLOGIA CONVERGEN
El otro pilar de la Microelectrónica -los discos de memoria magnética que registran y almacenan la información en los ordenadores también se precipita hacia el nivel atómico y al desplome de los costes. Para aumentar la densidad de información comprimida en un disco, los puntos magnetizados -registro de un bit de información- se hacen cada vez más pequeños y el número de partículas magnéticas que los forman es menor -hasta poder reducirlos a átomos individuales, en un futuro no tan lejano-. En 1965, el,primer disco duro (hard drive) de IBM tenía que ser transportado en una camioneta, almacenaba 5 megabytes (s) y costaba cerca de 1 millón dólares. Hoy un ordenador personal corriente tiene un disco duro con sitio para 2.000 megabytes y cuesta 200 dólares. La actual densidad de almacenamiento de información permite comprimir 1 gígabyte(t) en 2,5 centímetros cuadrados (una pulgada cuadrada). Robert Scranton -responsable de sistemas de almacenamiento en IBM- considera que los límites de la, ctual tecnología están en algo más de 70 gigabytes por pulgada cuadrada .(41) Cuando se pueda comprimir información en un solo átomo habremos alcanzado la frontera de la densidad de información -mil millones de megabytes (mil billones de caracteres) por pulgada cuadrada.
Para entonces se habrá logrado artificialmente acercarse a la densidad de información que la Naturaleza alberga en sus estructuras básicas para su propio funcionamiento -para la vida-. ¿Tendremos acceso a tanta información como Dios? Quizá no tardaremos mucho en saberlo. Los expertos estiman que los próximos cinco años cambiarán la industria informática más que los veinticinco anteriores. Las técnicas de microproceso en uso encontrarían sus límites físicos hacia el 2020; los actuales métodos y materiales magnético-resistentes alcanzarían su máximo de almacenamiento y densificación de la información hacia el 2010.
Esta fuga tecnológica hacia lo infinitamente pequeño, poderoso y barato alberga implicaciones extraordinarias. Equipados con esta potencia de procesamiento y almacenamiento de información, junto con los avances espectaculares en procesamiento paralelo -varios ordenadores o varios microprocesadores funcionando simultáneamente e interactuando- los soportes lógicos (la informática) avistan un horizonte de aplicaciones y posibilidades casi impensables. Los sistemas de inteligencia artificial (IA) se aproximan a la «inteligencia» de la naturaleza y del cerebro humano. La biología -la lógica de la vida- y los ordenadores -la lógica artificial- se imitan mutuamente. Éstos aprenden de aquélla cómo funcionan los sistemas complejos y autoorganizados -no programados-- de información que constituyen la vida en sus componentes básicos. La lógica combinatoria de una molécula de ADN, por ejemplo, podria ser asimilada por un superordenador. Los sistemas de IA tantean ya la reproducción de las redes neuronales del cerebro humano. El mismo avance en el diseño de sistemas cada vez más complejos de información y aprendizaje -IA- ofrece claves y analogías sobre el funcionamiento de nuestro cerebro. La inteligencia artificial y la de la naturaleza se hallarían ---como por otra parte sugiere nuestra intuición- en un proceso de convergencia.
El desarrollo de la microelectrónica, como el de la informática, se aproxima a las dimensiones y las pautas en que la Naturaleza se organiza a sí misma. El horizonte de la informática es la apertura a esa complejidad no predeterminada -o caos autorregulado- de ciertos fenómenos naturales- desde el ADN hasta el cerebro humano, pasando por el tiempo meteorológico. Sin embargo, sistema complejo/caótico lo es también, y sobre todo, la vida social.(u) Los ordenadores no sólo se acercan a reproducir el funcionamiento del cerebro humano sino que, como éste, relizan su máximo potencial conectándose con otros. Las conexiones de ordenadores en redes cada vez más amplias y versátiles, tienden a reproducir -como un fino, poroso y flexible tejido tecnológico-- la estuctura y lógica operativa de la vida social, que es primariamente una vida en red. Pero la red tecnológica, no limita a reproducir las redes sociales espontáneas: las amplía y las tencia. Mucho más que un mero instrumento, el complejo de TIC, como un todo, se revela como una tecnología del pensamiento --o de la inteligencia- cuya potencia y desarrollo, como los del propio pensamiento humano, son proporcionales a su conectividad, a su carácter social.
EL ENIGMA DE LA PRODUCTIVIDAD
«El cambio más importante en la historia de la tecnología» nos ha sorprendido con un desconcertante y persistente enigma: sus resultados -al menos en el conjunto de la economía- son todavía invisibles. Ésta es la llamada «paradoja de la productividad». En los últimos cinco años se invirtieron 800.000 millones de dólares en tecnología informática en EE.UU.(43) En los años ochenta, las TIC absorbían sólo el 20 % de todas las inversiones en nuevas plantas y equipos; en los noventa suponen el 40 % de toda nueva inversión. En las economías desarrolladas, sin embargo, el crecimiento de la productividad --un promedio anual del 4,5 % antes de 1973- incluso se ha reducido hasta un raquítico 1,5 %." Los economistas no ocultan su perplejidad. Los ordenadores --como dice el Premio Nobel Robert Solow- están por todas partes, excepto en las estadísticas de la productividad.
Para resolver el enigma se han ofrecido varias explicaciones, que se pueden resumir en dos categorías: a) todavía espronto, ya lo veremos el siglo que viene; b) las nuevas tecnologías cambian la naturaleza de la actividad económica, que se vuelve más difícil de medir.
1. A) las TIC, apenas ahora, a finales de los noventa, habrían traspasado el 50 % de difusión -el umbral de productividad de Paul Davis---- en las economías avanzadas. En EE.UU., los trabajadores con ordenador han alcanzado la mitad del total desde mediados de los noventa. Los equipos informáticos son todavía sólo el 2 % del stock de capital -los trenes eran el 12 % en su apogeo en el siglo XX- aunque si añadimos software y telecomunicaciones se acercan al 12 %.(41) Además, la evolución del nuevo paradigma tecnológico no ha alcanzado aún su madurez técnica; está todavía en plena juventud. Sus principales aplicaciones y su pleno influjo en todos los sectores y actividades están por llegar.
B) Si un paradigma tecnológico tiene un ciclo de cuarenta años hasta alcanzar su madurez organizativa e infraestructural, institucional y cultural, no veremos los resultados de las TIC hasta la próxima década. Inicialmente las nuevas tecnologías son adoptadas como meras sustitutas de las tecnologías que desplazan. La electricidad se usaba en lugar de vapor para mover los mismos sistemas de transmisión de energía y con igual disposición de las máquinas. Ordenadores personales de gran potencia se utilizan hoy como sustitutos de las máquinas de escribir; y los sistemas de maquinaria flexible CAD-CAM se instalan para sustituir trabajadores cualificados, bloqueando los controles. Las TIC han sido introducidas y utilizadas en gran medida para reducir costes laborales, no para mejorar la calidad y añadir nuevo valor.
Los ordenadores ya han mostrado su rendimiento en las principales empresas. Pero buena parte del tiempo de trabajo -y del empleo que las TIC ahorran en la industria y los servicios de alta productividad es desplazado a sectores y actividades de baja productividad. El resultado es una economía de dos velocidades en la que los servicios «bajos» lastran la productividad media. ¿Podría llegar a ser esto un problema permanente? El cambio estructural en los países desarrollados -según esta hipótesis- ya no se produciría, como hasta ahora, desde sectores de baja productividad -agricultura, industrias maduras- a otros de alta productividad -industrias punta y servicios avanzados sino de éstos a otros de productividad menor -servicios personales, sociales y culturales que inciden directamente en la calidad de vida.
2. La explicación más inquietante de la paradoja de la productividad sostiene, en cambio, que las TIC promueven un cambio tal en la naturaleza de la actividad económica que confunde nuestro aparato estadístico ---que es el que mide el valor de lo que producimos. El gran salto en la productividad se estaría produciendo, sólo que no nos enteramos.(v) En una economía de servicios el valor producido -incluso en los bienes materiales- responde en proporción creciente a aspectos intangibles y cualitativos, y resulta difícil de definir y cuantificar. La «productividad» de un hospital no se mide por el número de operacio nes realizadas, los fármacos que expide, la ocupación de camas, o la estancia media de los enfermos -números que podrían indicar resultados diametralmente opuestos-. La eficiencia de una escuela no puede calibrarse por el número de alumnos aprobados --que depende, del nivel de exigencia y el de partida de los almunos-. Y no cabe evaluar un medio de comunicación por las cifras de audiencia o publici dad, que abarcan lo mejor y lo peor.
Esto, es así, porque, la virtualidad de las TIC no se refleja tanto e la reducción de costes en la producción de los mismos, como en el valor añadido al producto o servicio en mejoras cualitativas --diseño, variedad, tiempo, precisión, trato, etc.-. Parte esencial de estas mejoras, consiste en conectar y comunicar -dar a conocer- y en ofrecer comodidad y acceso conveniente en el tiempo y, el espacio. Los cajeros., automáticos, por ejemplo, hacen la vida más fácil a los clientes de los bancos, y el correo electrónico sustituye multiplicando rapidez y agilidad- la carta echada al correo, lo que no aparece en ninguna estadística. Hay una proporción creciente de actividades cuyo valor -intangible, cualitativo, cultural, personal/subjetivo, social--- no puede contarse en unidades materiales. La economía de la información se sale de las estadísticas. Pero, entonces, ¿qué es una economía que no puede medirse?
Es posible que la «paradoja de la productividad» esté repartida en las dos explicaciones dependiendo de los sectores y tipos de actividad-. La primera contempla el enigma desde la organización de laoferta; la segunda desde el lado de la demanda, introduciendo la dimensión cualitativa y los aspectos social/culturales del valor consumido.
Sin embargo, para clarificar la paradoja en términos económicos sería preciso cuantificar/evaluar un cúmulo de nuevos valores creados en actividades, bienes y servicios que no se dejan medir-(w) Quizás, entonces, haya que reconocer la insuficiencia de la economía e ir más allá de las explicaciones estrictamente económicas. Y proponer una más amplia y más profunda.
¿PRODUCTORES/CONSUMIDORES 0 PERSONAS? EL PRINCIPIO DE INDETERMINACION ECONOMICA
La intervención de las TIC en la economía y la sociedad es de tal calibre que altera profundamente los parámetros de la actividad económica: las relaciones entre economía y sociedad se hacen porosas/simbióticas. Antes, la actividad económica determinaba rígidamente las prácticas -los supuestos económicos de comportamiento racional- y el valor (material/cuantitativo) en su esfera, pero también las motivaciones, necesidades y aspiraciones de las personas fuera de ella. Ahora, la configuración social/cultural de éstas en torno a valores inmateriales permea el funcionamiento de la economía. Estaríamos -valga la metáfora- entrando en una zona, en un tiempo, de indeterminación, o incertidumbre económica.
A principios de siglo, Werner Heisenberg revolucionó la física -y la filiosofía de la ciencia- al proponer que en el mundo de lo infinitamente pequeño -el nivel subatómico- no rigen las leyes causales de la física clásica. Heisenberg demostró la imposibilidad de medir simultáneamente la posición y el momento -masa + velocidad- de las partículas subatómicas. La tecnología que nos permite la interacción a niveles tan ínfimos es tan poderosa, relativamente, que al medir un parámetro del sistema -la velocidad- inevitablemente se perturba otro -la posición-. Estas «partículas» tienen, además, una doble, enigmática naturaleza: actúan una veces como cuerpos con masa y otras como ondas energéticas. El principio de indeterminación apunta a que la realidad última de la materia no es causal, sino que está sometida al azar, a la complejidad caótica.(x)
Si el aparato de observación/medición fisica traspasa la barrera entre nuestro mundo y el subatómico, la intervención de las T1C en la realidad económica y social rompe las barreras entre estas dos esferas --dos mundos antes fuertemente separados y sometidos a lógicas opuestas-. Al hacerlo, desencadena dos procesos simultáneos:
1. Las TIC aceleran el despegue de la economía más allá de la producción material
La actividad económica se desplaza hacia actividades, productos y servicios inmateriales, intangibles. El valor de éstos se configura social y culturalmente, y por ello resulta dificil de medir/cuantificar conforme a una lógica (económica) y unos métodos estadísticos anclados en el principio de la escasez material. Esta configuración social/cultural afecta a los dos polos del valor económico en la economía de mercado -la oferta y la demanda-. El input esencial de la nueva economía -la información y el conocimiento- es inmaterial y tiende a escapar a la ley, de la gravedad económica -la escasez- en la medida en que se crea, circula y crece socíal/culturalmente --con la educación, la experiencia individual/colectiva, el aprendizaje, la comunicación, etc.-. Por eso, capturar/evaluar, retener/patentar la nueva fuente de riqueza resulta cada vez más difícil, dado su crecimiento incremental/infinitesimal y su fluidez social y cultural. Mientras, los valores de consumo se personalizan, orientándose hacia vivencias más que cosas, expectativas, aspiraciones e ilusiones relacionadas con la calidad de vida, más que con las necesidades materiales.
Los individuos ---como las cuerpos/ondas subatórnicos--- tienden a una doble naturaleza, sobrepasando las categorías y moldes económicos. En la empresa y en el mercado son al tiempo a) productores/consumidores y b) personas.(y) Y en casa, en su tiempo privado, la gente hace y hará cada vez más cosas por sí misma y en cooperación con otros; decide -según sus gustos y modos- lo que antes decidían los productores y el mercado. Su comportamiento se individualiza, se cualifica personalmente, haciéndose irrepetible y, en cierta medida, indeterminable. Y sin embargo, este comportamiento personalizado es la fuente de innovación/creación y oferta, de disfrute y consumo/demanda del nuevo valor «económico», de la nueva riqueza social.
LA VESTIMENTA TECNOLOGICA DE LA COMPLEJIDAD SOCIAL
2. Las TIC captan, reproducen y potencian la complejidad social
Siendo al tiempo tecnologías del pensamiento (la individualidad y de la comunicación (la sociabilidad) -los dos polos del ser humano- constituyen la expresión/prolongación tecnológica más fiel, flexible y versátil de ambos: del individuo -la unidad básica de la sociedad- y de la interacción social -las relaciones en red, el sistema caótico/complejo en el que la propia sociedad se organiza «naturalmente».(z) Ningún sistema tecnológico se ha adaptado con tal flexibilidad y universalidad a la estructura y dinámica de la vida social en su complejidad. La reproduce partiendo del individuo - cuyo pensamiento, al ser conectado multiplica su poder- y la amplifica, abarcando potencialmente toda la densa red de relaciones y actividades de la sociedad. Constituye, de hecho, su vestimenta tecnológica: una sociedad virtual sobre la sociedad de carne y hueso.
Las grandes fuerzas tecnológicas anteriores, concebidas para dominar la naturaleza y luchar contra la escasez, se encarnaban en mega. maquinarias de producción, cuyos procesos y organización, sobrehumanos y rígidos, engullían a los trabajadores en su lógica mecánica ) sometían a la sociedad a la necesidad económica. Las nuevas tecnologías, en cambio, articulan formas de organización del trabajo, de la empresas y del mercado que tienden a aproximarse a las pautas de la misma sociedad. Las estructuras empresariales y las organizaciones ensayan formas abiertas, flexibles, incluso informales. El trabajo se socializa en su contenido e individualiza en sus condiciones, se hace en grupos/equipos o se autonomiza en micronegocios, autoempleo, teletrabajo, etc. Se suaviza así el desnivel entre organización e individuo, se difumina la barrera entre tiempo de trabajo y tiempo personal.
Estos dos procesos que hemos descrito conforman una tendencia histórica del paradigma de la información, un despliegue de posibilidades que está en la esencia de las nuevas tecnologías:
1. La economía tiende a deslizarse/desbordarse hacia actividades (servicios) y valores no materiales y hacia formas de organización y estructuras que adquieren progresivamente la complejidad, fluidez y cualidad humana de la vida social.
2. La sociedad tiende a reforzar su autonomía, su autoorganización y, sobre todo, el protagonismo y la actividad del individuo convertido en sujeto personal frente a las categorías y roles económicos,.z'
LA SUPERACION DE LA ECONOMIA Y LAS POSIBILIDADES CUTURALES DE NUESTROS NIETOS
Cuando la economía accede al nivel de la sociedad -a Su complejidad caótica, a su individualidad socializada en redes- y su lógica, separada se difumina, aparecen en sus sistemas de control y, medición indeterminaciones estadísticas como agujeros negros económicos. Donde la sociedad produce y consume altas proporciones de valor que ya no es, en puridad, económico en su sentido convencional, material/cuantitativo, las leyes de la economía no rigen igual. Si la causalidad científica de la física de Newton se desvanece en el universo subatómico, la causalidad «cientifica» de la economía pierde pie.cuando su campo se rompe/amolda hacia el universo social del individuo.
En una o dos décadas la microelectrónica topará con las leyes de la fisica en su empeño por concentrar y'manejar tanta información como la propia Naturaleza. En un período no mucho mayor, los ordenadores saltar las actuales leyes de la economía al concentrar y poner disposición la máxima información relevante de toda la sociedad a gusto de cada individuo, grupo o empresa. Una extraordinaria coincidencia entre tecnología e historia.
Manuel Castells condensa la visión --entre esperanzada y recelosa- del horizonte histórico bajo el nuevo paradigma como una superación de la Naturaleza:
Estamos entrando en una nueva etapa en la que la cultura tiene como referencia la cultura, habiendo superado a la Naturaleza ( ... ) Por la convergencia entre evolución histórica y cambio tecnológico hemos entrado en una pauta puramente cultural de interacción y organización social. Por eso la información es el ingrediente clave de nuestra organización social y los flujos de mensajes e imágenes entre redes constituyen el hilo conductor básico de nuestra estructura social ( ... ) Es el comienzo de una nueva existencia, y sin duda de una nueva era, la era de la información, cuya marca es la autonomía de la cultura respecto de las bases materiales de nuestra existencia.(47)
Pero la superación de la Naturaleza tiene una traducción social: la superación gradual de la necesidad económica como imperativo fundamental de la actividad humana y de las relaciones sociales. Entramos gradualmente en una nueva «economía» de los valores inmateriales, sociales/personales y culturales, que nos otorga posibilidades que realizarán nuestros nietos. z"
NOTAS ACLARATORIAS
a. Interpretamos que tanto Leontieff -que hizo esta afirmación en 1983- como Drucker se refieren a la -producción. en sentido industrial y a tareas fisicas propias de la mano de obra concebida corno «fuerza de trabajo» --en equivalencia con el caballo- no al concepto más amplio de -empleo» o «trabajo».
b. La informática se origina en algo tan abstracto como el sistema de cálculo binario elaborado por Blaise Pascal en el siglo XVI.
c. Es una creación de la especie en un doble sentido: también es la tecnología por la cual se crea la propia especie humana.
d. Todos estos sectores son consumidores de productos y servicios especíricos de las TIC. Pero, además, son usuarios potenciales de sus equipos básicos. Sus actividades pueden sacar el máximo provecho de las posibilidades de las nuevas tecnologías.
e. El concepto de «paradigma» está tomado del filósofo de la ciencia Thomas S. Kuhn. Para Kuhn un paradigma es un conjunto de presupuestos e hipótesis centrales que estructuran la visión de un campo científico. Delimita sus fronteras y objetivos -horizonte de investigación- y tras sustituir a otro anterior, que ya no logra explicar los datos de la realidad, llega a determinar el consenso mayoritario y la ortodoxia de una comunidad científica. A partir de su obra La estructura de las revoluciones científicas (1962), el concepto de «paradigma» ha venido a significar un conjunto de premisas básicas que determinan la estructura conceptual -el campo de visión intelectual- desde el cual una determinada rama del conocimiento se aproxima a la realidad. Extapolando el concepto de Kuhn, «paradigma» ha llegado a identificarse con una visión del mundo -un WeItanschauung.
f. El economista austríaco Joseph Schumpeter desarrolló en los años treinta una teoría según la cual el capitalismo avanza por oleadas (ciclos) de innovación tecnológica de larga duración. Cada cincuenta años, aproximadamente, se producen «tormentas de destrucción creativa» que barren viejas industrias y traen otras nuevas. La primera se inicio en los años 1780 con la máquina de vapor y el carbón y llegó hasta los años cuarenta del siglo XX. La segunda, desde la mitad del siglo pasado llegó hasta los años noventa, con el impulso de los ferrocarriles y los barcos de vapor. La tercera oleada, en los años ochenta del siglo pasado, con el cambio a la energía eléctrica, auspició el nacimiento del automóvil y de la industria aeronáutica y desembocó en los años teinta en la Gran Depresión. El cuarto ciclo de cambio, que arrancó tras la Segunda Guerra Mundial, alimentado por el petróleo barato y la extensión de la cultura del automóvil, los electrodomésticos y la televisión, se agotó en los años setenta. El econoinista ruso Kondratieff amplió en los años veinte la teoría de Schumpeter introduciendo la inversión en infraestructuras como un factor en los ciclos de innovación.
g. En última instancia, el concepto de «paradigma tecnoeconómico» nos retrotrae a Marx y a su visión de la interdependencia entre «el desarrollo de las fuerzas productivas» y el conjunto de «las relaciones sociales de producción».
h. Que la información esté en todas partes no significa que todo se reduzca a información. únicamente que los valores y los fines -incluso los sentimientos y los pensamientos más elevados-- se afirman, se eligen y se expresan en un contexto material. Conllevan, por tanto, un soporte instrumental, un medio, que es informatizable. Hasta la palabra de Dios nos llegó en unas tablas, y el Réquiem de Mozart está disponible con mayor perfección sonora que nunca en forma digital. Un mundo digital no es, en," principio, un mundo menos libre, sino con más información a nuestra disposición --es decir, con más opciones--- y, con ella, provisto de una libertad cargada de mayor complejidad. La dificultad está en abarcar esa información para que sea efectivamente nuestro instrumento, en absorber esa complejidad, y en disponer del tiempo para ello.
i. El 70 % del valor de un coche, por ejemplo, corresponde a inputs intangibles. Según una estimación creíble de la economía norteamericana, en los años ochenta el valor acumulado en inversión intangible -I+D, educación, formación, etc.- superó el valor de su stock de capital físico. Una inversión que se acuña sobre todo en tiempo.(26)
j. Es cierto que los aspectos sociales/culturales del valor mercantil de bienes y servicios son consustanciales a la economía de mercado. El juego de la oferta y la demanda es esencialmente el mecanismo por el cual se expresa la valoración social de las mercancías. Pero bajo el paradigma de la información esta cualidad social se intensifica, y la dimensión cualitativa, intangible, del valor de las cosas -producida publicitariamente, como los ejemplos arriba señalados- tiende a desgajarse de su sustrato material. Como ha dicho Alvin Toffier, la postindustrial es una economía supersimbólica.
k. Al hablar de lo material frente a lo inmaterial -intangible nos referimos, claro está, a la consideración más crasa y obstructiva de lo material, pues el tiempo, y en relación con él, el espacio, son las coordenadas esenciales de lo material.
l. Si un bien es accesible universalmente, y puede ser usado con tan sólo copiarlo, imprimirlo o reproducirlo en la pantalla del ordenador o del televisor, su precio -su valor de cambio- se hunde. Windows 98, el último programa operativo de Microsoft para los PCs, salió al mercado por un precio de 17.990 pesetas, pero en la versión pirata puede comprarse por menos de 2.000 pesetas. Los 32 volúmenes de la Enciclopedia Británica el más prestigioso y acabado compendio del conocimiento universal cuestan 400.000 pesetas y 45.000 más en CD-ROM, que contiene todo el texto más las ilustraciones. Una copia de este último puede conseguirse por menos de 3.000 pesetas. Según datos de Business Software AlItance---que engloba a las principales empresas de software---- en 1996 el 43 % de los programas informáticos vendidos en Europa eran copias ilegales, una cifra que disminuye al 27 % en EE.UU., pero que alcanza proporciones abrumadoras en el Tercer Mundo -desde el 62 % de Brasil hasta el 89 % de Rusia y el 98 % de Vietnam (Peregil, Francisco, «Al Alcance de Todos», El País, 26 de julio de 1996, pag. 14. Domingo). Esta realidad --con la creciente importancia del input conocimiento en la producción mundial y el comercio internacional- se ha reflejado en las negociaciones del GATT entre países ricos y pobres sobre protección de la propiedad intelectual, y en el debate sobré los límites de ésta y la protección del copyright en Internet. Los derechos de propiedad intelectual deben, obviamente, ser protegidos para dar a los creadores y productores su compensación y su incentivo. Pero lo que está en cuestión es la naturaleza misma del conocimiento, la posibilidad de acotar efectivamente la propiedad intelectual, y la factibilidad técnica de su protección en las redes info-electrónicas, así como la delimitación de lo que debe pertenecer al ámbito público y lo que no.
m. Este intento de privatizar la «fotocopia de la humanidad. fue neutralizado porque otras fuentes -la compañía farmacéutica Merck y Washington University hicieron pública la misma información.
n. John Perry Barlow, uno de los pensadores más incisivos del universo cibernético, se plantea esta cuestión de forma radical: «Si nuestra propiedad se puede reproducir infinitamente y distribuir de modo instantáneo por todo el planeta sin coste alguno, sin que lo sepamos, sin que ni siquiera abandone nuestra posesión, ¿cómo Podemos protegerla? ( ... ) Para empeorar más las cosas esto sucede en un momento en que la mente humana está sustituyendo a la luz solar y a los depósitos minerales como fuente principal de riqueza» (Perry Barlow, John, «La Economía de la Mente en la Red Global», El Paseante 27-28, pág. 14). Marx diagnosticó el carácter social de las fuerzas Productivas en contradicción con su apropiación privada en la era de las máquinas pesadas, la concentración fabril, el carbón y el hierro. No podía intuir hasta qué punto esto lo haría cierto el ordenador personal, la dispersión de la red informática y el electrón en forma de inasibles bytes el alado Hermes que media entre nuestro pensamiento y la sociedad entera.
ñ. Si las 11C aún no han dotado a la sociedad civil de una densidad organizativa equiparable a la de la economía y el Estado, se debe, entre otros factores, a la inercia del industrialismo, al gigantismo de la megamaquinaria económica y administrativa, cuyo peso específico en la sociedad supera aún con mucho el de las otras esferas de autoorganización social y actividad humana.
o. Un estudio del sector industrial de EE.UU. realizado por Frederick Mills en 1938 hallaba que la mitad de la reducción de las horas de trabajo en la economía durante la Depresión se debía a la falta de demanda, pero la otra mitad estaba ligada al aumente de la productividad.
p. Los transistores son minúsculos amplificadores de corriente eléctrica que actúan como interruptores y unidades básicas de los circuitos integrados de los chips.
q. El bit es la mas pequeña unidad de mmoria de un ordenador. Ocho de los cuales forman un caracter –por ejemplo un numero o una letra.
r. 1 nonámetro = 1 millonésima de un milímetro; el diámetro de un cabello tiene 100 000 nonámetros, case diez veces mas que un transistor.
s. 1 megabyte = 1 millón de bytes o caracteres.
t. 1 gigabyte = 1.000 megabytes o 1.000 millones de caracteres
u. Los conceptos de «complejidad» y «caos» distintos pero relacionados, han alcanzado en las últimas décadas influencia creciente en las matemáticas y la física mecánica, así como en la epistemología (metodología) de las ciencias naturales y sociales --con aplicaciones extraordinarias a partir de la infografila (el grafismo por ordenador) Se trata de intentos de entender la dinámica de sistemas que incorporan la diversidad y la imprevisibilidad. En la materia viva estructuras autoorganizadas que no obedecen a una casualidad lineal y una evolución predeterminada---. Simplificadamente, un sistema complejo está constituido por una multiplicidad de componentes -elementos o individuos---- y una diversidad de factores o variables de naturaleza heterogénea. Los complejos permiten reproducir la dinámica de estos factores y elementos en interacción simultánea y multidireccional -lo que es posible gracias a los ordenadores---. La moderna teoría matemática del caos (en la mitología clásica, en concreto en Ovidio, Caos designa el desorden original, la materia informe de la cual el dios-demiurgo formó el Cosmos) apunta a la determinación/predicción de fenómenos aparentemente impredecibles --es decir, a descubrir las pautas de orden dentro del desorden---. Se trata de fenómenos gobernados por fuerzas relativamente simples pero inestables y sensibles a pequeñas modificaciones de sus condiciones iniciales que causan grandes perturbaciones: el tiempo meteorológico, los latidos irregulares del corazón, la dinámica demográfica, el movimiento de las galaxias o el de una bola de billar. Así, por ejemplo, el «efecto mariposa» -el aleteo de una mariposa podría causar una tormenta del meteorólogo Edward Lorenz, o el concepto geométrico del fractal -formas complejas desarrolladas a partir de la autosimilaridad a diferentes escalas de formas simples---. La vida social sólo puede ser abarcada y entendida como un sistema complejo/caótico.
v. En grandes compañías industriales y de servicios el rendimiento de las inversiones en TIC es de un promedio del 50 %.(46)
w. Lo que transforma el «enigma de la productividad» en el «enignia del valor», un viejo debate filosófico de la vieja economia política de los clásicos.
x. La teoría de Heisenberg dejó anonadados a los científicos. La determinación científica -y con ella la pretensión totalizadora de la mente racionalista- se paraba en seco en el umbral de las vastas interioridades del átomo -fundamento último de la realidad física-. Ahí regiría una suerte de libre albedrío de la Naturaleza o, como mucho, las leyes de la probabilidad. Lo mismo ocurre con el mundo social y humano respecto de las pretensiones científicas de la economía. Esta dicotomía -determinación/indeterminación, causalidad/caos- es lo que nos interesa trasladar, como analogía, a las relaciones entre la economía y la complejidad caótica de la vida social --que es el fundamento último de aquélla.
y. No es que en la vieja economía no fueran personas; lo nuevo es que ahora hay que tratarlos como a tales -individualizadamente-. De ahí que el «señor trabajador» y el «rey consumidor» sean más que modas de gestión o recursos retóricos de marketing: expresan la corriente de fondo de individualización de las condiciones del trabajo y el consumo.
Z. La sociedad humana es, aunque no lo reflexionamos lo suficiente porque vivimos en ella, la primera estructura en red que conocemos: desde sus orígenes los seres humanos se organizan en redes informales de relación, en sistema caótico/complejos sostenidos por la información, cuyo medio de comunicación es el lenguaje humano -la primera TIC.
domingo, 16 de agosto de 2009
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